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Alexandra Cortese Mayans, MSc en Comunicación Corporativa y Reputación.
Columnistas

Empresas con propósito: el dilema de una misión superior a la de solamente ganar dinero

Alexandra Cortese Mayans, MSc en Comunicación Corp

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13 Agosto de 2024 11.00

Que cualquier persona pueda sentirse parte de cualquier lugar (Airbnb), inspirar y nutrir el espíritu humano (Starbucks); la conversación sobre cuál es el verdadero motivo de existencia de tu empresa ha crecido en los últimos años, y tener una misión que vaya más allá de "simplemente ganar dinero" se ha vuelto casi una obligación. Yo soy una defensora de los propósitos corporativos; creo firmemente en que muchas empresas tienen uno y que para sacarlo a la luz solo hace falta un poco de observación y reflexión. Pero, como una gran crítica de los absolutos, me tengo que preguntar si realmente todas las corporaciones que dicen tener un propósito, lo viven, o si, dada la tendencia, muchas solo se suben a la ola y afirman estar guiadas por algo que no se hace real en el día a día. 


¿Cómo sabemos si tenemos un propósito genuino? Por supuesto, ningún líder empresarial admitiría que no vive la inspiradora frase que encabeza su web; o capaz que los líderes sí creen en ella, pero, ¿y sus colaboradores? ¿y sus decisiones?


Cultura, decisiones y consistencia: sabemos que tenemos un propósito genuino si lo que todos los miembros de una organización hacen día a día responde a ese enunciado; si las decisiones que se toman buscan cumplir con ese propósito y si esto se repite en el tiempo. Por ejemplo, el propósito de Amazon es "ser la empresa más centrada en el cliente del mundo", y es evidente que sus mecanismos de atención al cliente son mejores que los de cualquier otra empresa. Sin conocer en profundidad este caso en particular, me atrevo a decir que sus colaboradores, líderes y servicios responden a este propósito, además de al de generar lucro, por supuesto.


Ahora, si Amazon proclamara que buscan es ser la empresa más centrada en el cliente del mundo y, sin embargo, sus colaboradores ignoraran los reclamos de sus clientes, su plataforma no permitiera una buena atención, o se enfocaran más en vender que en lograr que vuelvas satisfecho, ¿qué pensarías? Por eso, antes de tomar la decisión de tener o no un propósito visible y compartido, es importante que los líderes de una empresa se hagan la pregunta de si estarán dispuestos a actuar en consecuencia con la promesa pública que harán.


La muerte de las misiones y visiones tradicionales. Los cuadros de misión y visión escritos en letra tamaño 8 y conocidos por nadie en una empresa son el ejemplo claro de algo que se hizo porque había que hacerlo, pero que pocos tomaron en serio. Por eso, hoy esas frases descansan en las paredes sin que siquiera quienes las acuñaron recuerden de qué se trataban. Este es el mejor de los casos que puede pasar si decimos que nos mueve algo que no se lleva a la práctica: que se olvide; y lo peor que nos puede pasar es perder nuestra credibilidad ante personas que son importantes para nosotros. Porque al final del día, lo que buscamos con los propósitos, las misiones o cualquier formato por el que optemos, es conectar con personas clave para nuestro negocio y vincularnos genuinamente con quienes valoran lo mismo que nosotros.

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