Los desafíos para lograr el desarrollo económico del Paraguay
Por Economista Dionisio Borda - Ex Ministro de Hacienda de Paraguay

En mi desempeño profesional como economista, además de mis actividades académicas y docentes, ocupe el cargo de ministro de Hacienda en dos gobiernos de signos políticos diferentes.  

En mi primera experiencia (2003-2005) me desempeñé como ministro en un gobierno colorado. Asumí sabiendo que debía enfrentar una severa crisis económica y fiscal, cesación de pagos, atraso en los pagos a funcionarios y desprestigio del gobierno a niveles nacional e internacional.

 Logramos revertir la situación con cinco reformas realizadas en dos años, que marcaron el inicio de la estabilidad macroeconómica, la transformación de las finanzas públicas y de la política fiscal, así como la profesionalización de esa cartera. Estas reformas fueron mantenidas por los ministros que me sucedieron hasta ahora.

En mi segunda experiencia (2008-2012) acompañé como ministro al único gobierno de alternancia que tuvo el Paraguay desde la revolución civil de 1947. Durante este periodo logramos afianzar la estabilidad macroeconómica, la fortaleza fiscal con superávit y bajo nivel de endeudamiento. 

 Lo hicimos a pesar de tres choques externos adversos: la crisis financiera global de 2008, las sequías locales del 2009 y 2012, y el boicot permanente del Parlamento al Ejecutivo. No obstante, estas dificultades, implementamos programas sociales con el fin de cumplir, en parte, con los derechos universales de las personas (salud, educación, nutrición) y disminuir la vulnerabilidad de la gran mayoría de la población.

“El primer desafío para el desarrollo radica en aumentar la productividad económica y la diversificación productiva”

Actualmente la realidad nos indica un acelerado aumento en el nivel de endeudamiento, corrupción, impunidad, inseguridad, nepotismo, influencia del narcotráfico y autoritarismo que permean tanto el Estado como la sociedad. La economía no puede ser comprendida ni gestionada únicamente en términos tecnocráticos y discursivos, ya que la realidad política y la calidad de las instituciones inciden y determinan el rumbo económico.

Mi preocupación actual va más allá de la estabilidad macroeconómica y la fortaleza del sistema financiero, logros que ya hemos alcanzado y convertido en parte del patrimonio nacional. En este momento debemos concentrarnos en la estrategia de desarrollo económico. Nuestro país posee importantes ventajas comparativas para lograr este objetivo. Sin embargo, es necesario no limitarse al crecimiento de corto plazo. Nos enfrentamos a grandes desafíos para alcanzar la prosperidad compartida, mejor calidad del empleo y mayores ingresos laborales y más justicia social, además del cuidado del medio ambiente y la diversidad cultural.

“El segundo desafío consiste en cuidar el medio ambiente y la biodiversidad”

Deseo enfatizar los cuatro grandes desafíos para avanzar en nuestro desarrollo. Quiero exponerlos con firmeza, pasión y plena consciencia, basados tanto en mi gestión en el servicio público como en mi reflexión en el ámbito académico, dos roles diferentes, abordados con audacia y confianza personal.

El primer desafío para el desarrollo radica en aumentar la productividad económica y la diversificación productiva. Necesitamos promover la industrialización de los productos primarios y fomentar otras industrias no dependientes del clima. Existen experiencias valiosas de países emergentes que han logrado un mayor nivel de desarrollo y un aumento significativo de sus ingresos per cápita, de las que podemos aprender.

El segundo desafío consiste en cuidar el medio ambiente y la biodiversidad, para contribuir al acuerdo internacional de evitar la crisis climática, que representa un peligro planetario. Las grandes empresas agropecuarias producen unos pocos rubros para el mercado internacional, mientras que la agricultura familiar produce una gran variedad de productos alimenticios para nuestro país. El Estado debe orientar sus políticas a fin de fomentar la complementariedad de los "dos modelos de producción": el de los agronegocios y el de la agricultura familiar para fortalecer la seguridad alimentaria nacional.

“El tercer desafío es mejorar la eficiencia del gasto público, aumentar los ingresos tributarios, ampliar la equidad impositiva y la seguridad social”

El tercer desafío es mejorar la eficiencia del gasto público, aumentar los ingresos tributarios, ampliar la equidad impositiva y la seguridad social. El clientelismo y la prebenda han creado una simbiosis del Estado y el partido de gobierno que se ha arraigado en nuestra cultura política, degradando la calidad de la democracia y opacando el derecho universal de los ciudadanos al acceso a los bienes y servicios públicos. 

Mejorar la eficiencia del gasto público, aumentar el ingreso tributario y revertir la regresividad impositiva son imperativos inexcusables. Cambiar el círculo vicioso de no exigir eficiencia y pagar pocos impuestos por uno virtuoso que exija más y contribuya más.


El cuarto y último desafío, quizás el más importante, es fortalecer las instituciones del Estado, la Justicia y el Ministerio Público.  Sus restricciones desalientan inversiones extranjeras directas y las nacionales. La seguridad jurídica, una fuerza laboral calificada, así como instituciones públicas sólidas, reflejarían una imagen positiva del país. El tráfico de estupefacientes, de armas y de personas, en abierta connivencia con políticos y funcionarios de alto rango del Estado, corrompe la imagen del Paraguay y atenta contra nuestra cohesión social. 

“El cuarto y último desafío, quizás el más importante, es fortalecer las instituciones del Estado, la Justicia y el Ministerio Público”

Si hemos logrado juntos, sociedad y Estado, una estabilidad macroeconómica y una consolidación del sistema financiero en los últimos 20 años, podemos dar juntos el siguiente paso: un mayor desarrollo económico y un mejor bienestar para todos y todas en los años venideros.  Estoy convencido que este será el legado más significativo y valioso que podremos dejar a las nuevas generaciones. ¡Ese es el Paraguay deseado y posible!