Paradiso Pizzería Napoletana tiene dos años y se encuentra ubicado en la ciudad de Pedro Juan Caballero, departamento de Amabay. Desde su interior, con un aroma y sabor inigualable, se escapa una historia de éxito que se logró tras haber conjugado dos pasiones: pizza y emprendimiento. 

Alfredo Niz y Leticia Duarte, su esposa, son los protagonistas y alcanzaron a probar el sabor del éxito enfocándose sólo en un objetivo, encontrar la pizza perfecta. Sin lugar a dudas lo lograron, pero ellos quisieron ir más allá, exponer en el Paraguay la verdadera pizza napolitana con una receta que lo importaron desde el mismísimo Nápoles, Italia. 

El sabor no era conocido, cuenta Alfredo, la verdadera pizza napolitana no había sido probada en el país pero a pesar de empezar desde abajo con un pequeño local, su ilusión les ayudó a superar los desafíos de un mercado que hasta incluso consideraban incierto. 

“Nunca fue fácil, había días que de repente teníamos poquísimas mesas, días que no vendíamos casi nada, que un cliente no llegaba. Yo le decía a mi esposa, no, mira, en algún momento vamos a tener éxito, tenemos que persistir, tenemos que seguir adelante”, dijo. 

Finalmente ese éxito llegó, Paradiso Pizzaría Napoletana llegó a su primer objetivo y se convirtió en una de las más preferidas de Pedro Juan Caballero, con filas interminables y alcanzando un nivel de ventas que llega a las 150 pizzas por días, aproximadamente, 4.500 por mes. 

Una receta importada

Niz comentó que el amor al arte culinario italiano, especialmente por la pizza, siempre existió en su núcleo familiar y, por ello, en la cena siempre las rebanadas estaban cargadas de cariño y un entusiasmo diferente, uno que se orientaba a cambiar la experiencia de todos los comensales. 

Ellos estaban encausados en mejorar. Buscando la perfección fue que llegaron hasta Associazione Vera Pizza Napoletana (AVPN) en Italia donde potenciaron sus habilidades y capacidades en la elaboración de la verdadera pizza napolitana, oriundo de Nápoles. 

En esa capacitación, más allá de mejorar la receta, ésta pareja de pizzeros también logró aprender acerca de las exigencias de la asociación que no sólo radica en el sabor, sino también en la atención y el espacio habilitado que, según la asociación, debería ayudar a cambiar la experiencia de los clientes, requisitos con los que cumplieron accediendo a una certificación especial. 

Ese hecho fue el puntapié inicial para alcanzar uno de los logros más importantes de la pizzería y que marcó un verdadero cambio en la imagen que se tenía de ellos, Paradiso Pizzería Napoletana fue seleccionado por 50 Top Pizza para ocupar el puesto 38 del ranking que elaboran en América Latina y se convierte en una de las mejores de la región. 

“La noticia del reconocimiento por parte de 50 top pizza, realmente estos días está haciendo una locura. Tenemos filas de espera, hay días que las pizzas se nos terminan, porque es un producto artesanal”, relató. La calidad incomparable de la pizza napolitana conquistó el paladar de los paraguayos y, según Alfredo, seguirán mejorando sabor y calidad para mantener en el nivel más alto en el país. 

De las oficinas a la cocina

Sin lugar a dudas, la pandemia fue un periodo que cambió la vida de todos. El aislamiento, las nuevas formas de relacionarse, la incursión del teletrabajo y hasta la recesión económica representaron factores que dieron un giro inesperado a la realidad de las personas y las empresas. 

Representó también un cambio inesperado tanto para Alfredo como para Leticia. Ambos de profesión abogados: él se desempeñaba como gerente de ventas en un importante shopping de la zona y ella ejercía su función en el derecho, decidieron dejarlo todo atrás para arrancar con un nuevo emprendimiento, una tienda de bicicletas. 

“La pandemia fue el momento clic para hacer algo. Entonces yo salí de mi trabajo y abrí una tienda, una tienda de bicicletas, era el momento del auge de la bicicleta” añadió. Si bien este emprendimiento le ayudó a fortalecer sus capacidades como pequeño empresario, su pasión por el arte culinario italiano pudo más y fue así que dejó las oficinas para meterse a la cocina hasta convertirse en uno de los mejores de América Latina.